Negligencia o intención.
Los agravios intencionales tienen un elemento de intención que la mayoría de los otros agravios no tienen. Para cometer un agravio intencional, se deduce que usted debe hacer algo a propósito. Esto contrasta con los agravios “regulares”, que no se centran en la intención en absoluto.
El que el agravio sea intencional depende únicamente de la mentalidad de la persona que lo comete (a veces llamado “agraviante” en la jerga legal). El estado de ánimo del agraviante determina el daño.
Por ejemplo, un accidente automovilístico es justamente eso: un accidente. Si ninguna de las partes tenía la intención de golpear a la otra, el caso sería una simple negligencia. El conductor infractor tenía el deber de no conducir su vehículo de manera insegura, pero no cumplió con ese deber al impactarse con usted, lo que le causó lesiones y daños materiales. Los cuatro elementos de una demanda regular de agravio se cumplen. Sin embargo, si la persona que lo golpeó tenía la intención de hacerlo y causarle daños corporales (de mala fe o con dolo), ha cometido el acto intencional de agresión. El mismo accidente exactamente con las mismas lesiones se ha convertido ahora en un agravio intencional basado en la mentalidad del causante del daño.
La diferencia entre negligencia e intención es sutil, pero también es muy importante tanto para los demandantes como para los demandados en casos de responsabilidad civil intencional. Si un acusado puede probar que no tenía la intención de cometer el acto que causó el daño, puede evitar la responsabilidad. En un caso de negligencia regular, la intención es irrelevante, por lo que la falta de intención no es una defensa válida.
Tipos de perjuicios o agravios intencionales.
Hay varios tipos comunes de agravios intencionales. El fraude, la tergiversación, la calumnia, injurias, la difamación y el encarcelamiento falso se consideran generalmente agravios intencionales. También lo son el asalto y la agresión, el encarcelamiento falso y a veces una demanda por homicidio culposo puede surgir de la comisión de un agravio intencional.
El fraude ocurre cuando alguien comete un acto intencional y engañoso para beneficiarse personalmente o para dañar a otra parte.
La calumnia y la difamación implican hacer intencionalmente declaraciones falsa que terminan dañando la reputación de otro. La calumnia implica declaraciones verbales, mientras que la difamación se refiere a declaraciones escritas y publicadas. (Nota: la calumnia y la difamación, que son diferentes tipos de difamación, a veces se denominan agravios “cuasi intencionales” porque no siempre es necesario establecer la mentalidad del demandado en este tipo de reclamos).
El encarcelamiento falso ocurre cuando una parte restringe intencionalmente la libertad de otra.
El asalto y la agresión (assault and battery) están estrechamente relacionados. Un asalto es un acto intencional que pone a otra persona en la aprehensión del daño, ya sea que realmente ocurra o no. Levantarle el puño a otra persona con enojo, incluso si no le da un puñetazo, puede ser un ejemplo de agresión siempre y cuando la otra persona crea que está en peligro de ser golpeada. La agresión, o batería, es el siguiente paso. Usted ha cometido una agresión si tira y conecta el puñetazo. La batería se define como el contacto dañino u ofensivo con el cuerpo de otra persona. El asalto y la agresión a menudo se agrupan.
Las demandas por homicidio culposo o negligente surgen cuando una de las partes afirma que las acciones negligentes o intencionales de la otra parte causaron lesiones que resultaron en la muerte.
El asalto, la agresión y la muerte por negligencia son acciones civiles, pero como muchos agravios intencionales, también pueden ser considerados delitos dependiendo de las leyes de su jurisdicción.
Agravio o perjucio intencional o delito.
Muchos agravios intencionales también son crímenes. La diferencia entre los dos es sutil pero muy importante. Un agravio -intencional o de otro tipo- puede resultar en una demanda civil. Esta es una demanda presentada por un ciudadano privado contra otro. El perdedor de una demanda civil puede ser considerado “responsable” y puede ser objeto de una sentencia que ordene el pago de daños monetarios a la otra parte. Incluso los casos de muerte por negligencia o de agresión implican daños monetarios.
Los delitos, por otro lado, son muy diferentes. Los procedimientos penales son iniciados por el estado (es decir, el gobierno, no sólo un estado en particular) contra la parte acusada de violar un estatuto penal. Los casos criminales no se tratan de daños y perjuicios. Se trata de proteger el bienestar público y de castigar a los culpables por sus transgresiones.
La agresión es un buen ejemplo de un acto que a menudo es tanto un agravio intencional como un delito. Las leyes estatales y federales clasifican la agresión como un delito. La parte acusada de agresión puede ser juzgada, y si un jurado encuentra que todos los verbos rectores de una agresión criminal han sido cumplidos, y la persona es culpable de agresión más allá de una duda razonable, puede ocurrir el encarcelamiento. Independientemente del resultado de los procedimientos penales, la parte agredida también puede entablar una demanda civil para obtener daños monetarios del acusado.